Da igual si lo llamas claxon, bocina o pita. Lo importante es que, le tengas el nombre que le tengas, funcione. Y es que lleva en los coches desde el siglo XIX, y su funcionamiento es clave mientras estás al volante. ¿Por qué? Te lo contamos hoy en estas líneas.
Desde las analógicas hasta las personalizados con tu sonido favorito: bocinas hay de todas las formas y todos los colores. Pero, en realidad, lo prioritario, es que se oiga. Si no funciona, las autoridades pueden sancionarte hasta con 200€ de multa.
Ahora que ya sabes que sin él no puedes estar, te contamos seis cosas curiosas sobre él.
- ¿De dónde viene su nombre?
Klaxon es una marca comercial de bocinas que fue muy popular en España. De ahí que sea de los pocos países que llaman claxon a este elemento. ¿Pero cómo se llama en el resto el mundo? En Cuba y México repiten el término español, pero es cierto que en la mayoría de países de habla hispana, se conoce como bocina, pito o corneta. En Canarias, como bien saben, lo llamamos pita. - ¿Qué había antes?
El precursor del claxon era una persona. Sí, como lo lees. Anteriormente, una persona a pie debía llevar una bandera o luz que indicara que venía un coche. Y pensarás, ¡¿Cómo es posible?! Pues porque los coches solo iban a 5 kilómetros por hora.
Antes de apostarse finalmente por la pita, se barajaron posibilidades como que el indicativo fuera lanzar bengalas o usar una campana. - ¿Cuándo se inventó?
La primera bocina acústica se inventó en 1680, pero fue incluida en los coches un poco después, en el siglo XIX, con el fin de evitar atropellos. No fue hasta 1914 cuando Robert Bosch inventó la primera pita eléctrica, algo más parecido a lo que conocemos hoy.
No obstante, no todas son iguales. Aunque está regulado por ley, cambia para cada tipo de vehículo, acorde a su tamaño, potencia y velocidad. Los criterios mínimos son básicos: todos deben alcanzar los 105 db y escucharse a una distancia de 7 metros. - ¿A qué suenan?
Según el tipo de transporte, cada sonido es diferente. Como todos sabemos, no suena igual un camión, una guagua o un turismo. La intención de esta distinción es que el peatón sepa diferenciar sin verlos qué es lo que viene. - ¿Lo usamos correctamente?
La respuesta es clara y rotunda: No. A veces hacemos uso de él para saludar, llamar la atención, hacer que el de delante arranque en un semáforo…Pero esa no es su misión. Sus usos están regulados y son claros: evitar un accidente, adelantar o circular como vehículo prioritario. - ¿Qué sanciones puede acarrear el mal uso?
Según el reglamento de circulación, las multas son claras.
• Utilizar señales acústicas de sonido estridente: 80 euros
• Utilizar señales acústicas sin motivo reglamentariamente admitido: 80 euros.
• No obedecer la señal de prohibido realizar señales acústicas (R-310): 80 euros.
• Circular con un vehículo utilizando señales acústicas especiales sin tener carácter de vehículo prioritario, especial o de transporte especial: 200 euros.
• Circular con un vehículo no prioritario con aparatos emisores de señales acústicas especiales: 200 euros.
• Circular sin claxon o estropeado: 200 euros.
Ahora que conoces todos estos datos, será más fácil entender muchas cosas. Y, sobre todo, desde Autoescuela Weyler esperamos que domines su uso y evites una multa innecesaria.
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