Con las primeras lluvias llegan los nuevos accidentes. La falta de costumbre, el mayor número de vehículos y la humedad de las vías suponen grandes retenciones que, por desgracia, suelen acabar con mayor número de incidentes en las carreteras. Pero, ¿se traduce eso siempre en más víctimas?
Según un informe llevado a cabo por el Centro de Estudios Ponle Freno AXA, el aumento medio de los siniestros es de hasta en un 7,4% cuando llueve. Aunque, curiosamente, todas las provincias presentan índices bien diferentes bajo el agua. Y es que, por ejemplo, ciudades como Salamanca o Cuenca reducen los accidentes esos días, al contrario que Almería, que aumenta los siniestros hasta en un 18%.
Esto se debe, según los datos que arroja el informe, a la costumbre a la lluvia en sí. En esta línea, detectamos que Navarra y Cantabria, lugares con más precipitaciones que la media, aumentan menos su siniestralidad que algunas capitales andaluzas, donde el tiempo es generalmente mejor. La experiencia, la costumbre y la previsión son, en este caso, los mejores aliados de los conductores en carreteras resbaladizas.
Otro factor que influye directamente es el estado de las carreteras, habitualmente más cuidado en aquellos lugares en los que el mal tiempo azota con constancia.
Daños corporales
Aunque si es verdad que en algunos lugares los siniestros aumentan, no se puede afirmar que los daños corporales sean mayores. La media de accidentes con víctimas lesionadas en los días que llueve es del 5,6%, frente al 5,3% en los días sin precipitaciones. En este ámbito, no importa la comunidad autónoma de la que hablemos, ya que los datos son similares en todas.
Como conclusión y tras el análisis de todos estos datos, podemos afirmar que la lluvia no incide en la gravedad de los accidentes de tráfico, aunque siempre se ven más afectados aquellos lugares en los que llueve con menos frecuencia.
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