Muchos alumnos se preguntarán por qué han de invertir tiempo en asistir a las clases teóricas en vez de realizar test por internet y aprenderlo todo más rápido. Pues bien, los profesores que les dan las clases prácticas, también imparten clases teóricas, con lo que, la enseñanza en carretera es mucho más llevadera si vas aplicando los conceptos teóricos en tiempo real.
Aparte de esta ventaja, que alguien te explique algo y tú, como alumno o alumna, lo apuntes en tus notas “a tu manera” agiliza el aprendizaje y, recuerden, que lo que se adquiere de una forma correcta, no lo olvida la memoria en un momento de tensión y nervios.
Pero lo de asistir a las clases presenciales va más allá. Hace algunos días, en una localidad de la península ocurrió un accidente grave donde 4 jóvenes fallecieron. La causa del accidente fue el consumo de alcohol y drogas, algo “normal” dirán muchos, son jóvenes y estaban de fiesta, pero lo de coger el coche después de su consumo ya no lo es tanto. Pero en este artículo no pretendemos añadir dolor ni culpabilidades a los jóvenes, sino hacer una reflexión acerca del papel de las autoescuelas en la enseñanza.
Igual que invertimos tiempo y dinero en formar a nuestros hijos en las mejores escuelas cuando son pequeños, la seguridad vial tampoco se negocia. Con esto no queremos decir que tenemos que subir los precios, sino ponerlos acorde a nuestro importante trabajo. Como autoescuela, nos sentimos obligados a enseñar a nuestros alumnos los peligros de la conducción, es decir, explicarles la importancia de llevar el cinturón de seguridad, de no conducir bajo los efectos del alcohol ni de las drogas y, sobre todo, de las consecuencias.
¿De qué sirve aprenderte de memoria que beber es malo para conducir si no sabes los peligros reales?, ¿de qué sirve explicar la velocidad de reacción, la distancia de seguridad, el exceso de pasajeros de un vehículo si no adquieres los conocimientos necesarios básicos en fuerzas cinéticas?, ¿de qué sirve aprobar el teórico en 4 días si, al ponerte al volante, no te acuerdas de la mitad de las normas?.
Las autoescuelas de nueva creación, las tipo “low cost”, las cuales te matriculas y el conocimiento teórico es a través de la memorización de exámenes test, no es que estén mal, es que no cumplen con la labor completa, con aquella tarea de dejarse la piel enseñando a los alumnos y concienciándolos de los peligros que conllevan algunas prácticas al volante.
En este sentido, si un alumno ve 10 veces la pregunta del consumo de drogas y sabe que son malas pero no entiende que, bajo sus efectos, tomas riesgos innecesarios por la sensación de “controlarlo todo”, la enseñanza no está siendo efectiva.
Por último, quisiéramos recalcar que las autoescuelas no somos un mero trámite administrativo, el cual debes de pagar para sacarte el carné y “ya nos vemos”. Este concepto es erróneo, ya que nuestra misión es educar, desde el aula a la carretera, a aquellos y aquellas que van a compartir un espacio público común, con unas normas y al mando de vehículos que pueden hacer muchísimo daño.
Desde nuestro espacio, quisiéramos dar nuestras condolencias a las familias con fallecidos en accidentes de tráfico y queremos dar nuestro compromiso de lucha para acabar con las malas prácticas al volante.
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