“La preferencia del paso de cebra no justifica que el peatón cruce la calzada de forma imprudente”. Esta frase la debemos de tener grabada, no solamente a nivel de peatones, sino para todos los ámbitos de la conducción.
En España, al año se producen unos 10.000 atropellos, es decir, aproximadamente uno cada hora. De estos siniestros, el 20% son de carácter muy grave o mortal.
Una vez presentados nuestros datos, podemos entrar a valorar si la culpa, en cada atropello, se debe a la imprudencia de los peatones, a las condiciones de visibilidad de la vía o a la negligencia de los conductores.
Por ejemplo, si un peatón invade el paso de cebra de forma que la distancia entre éste y el coche no es la suficiente para que el vehículo frene su marcha (siendo ésta moderada), la culpa es del viandante.
Hay que recordar que en el reglamento general de circulación, se dice textualmente que «solo deben penetrar en la calzada cuando la distancia y la velocidad de los vehículos que se aproximen permitan hacerlo con seguridad».
Nuestro deber es darles unos consejos, tanto si eres peatón como conductor, para respetar las normas y realizar las maniobras con todas las garantías.
Si eres peatón, antes de cruzar, mira bien a ambos lados, espera siempre a que el vehículo detenga su marcha, si crees que estás en una zona de baja visibilidad para el conductor, no te arriesgues y vigila que, si cruzas por un paso de cebra con dos o más carriles para el mismo sentido, todos los coches se van deteniendo mientras llegan al límite del paso de peatón.
Si eres conductor, circula a una velocidad acorde con las normas y las circunstancias de la vía, levanta el pie del acelerador cuando te aproximes a un paso de cebra, extrema las precauciones cuando circules por los alrededores de centros escolares y, sobre todo, no apartes la vista de la carretera.
Por último, apuntar que los atropellos se pueden reducir en número y gravedad si todos colaboramos extremando las precauciones.
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