Al igual que la semana pasada tratamos el tema de la mala conducta en una autopista, mencionando, sobre todo, la velocidad excesiva, el mal uso de los intermitentes y de los carriles, esta semana hablamos sobre la velocidad anormalmente reducida, un problema del que muchos conductores se quejan, debido a la peligrosidad de esta práctica.
En este sentido, para circular correctamente por una autopista es necesario hacerlo entre los 60 kilómetro por hora y los 120 km/h, dependiendo del tramo. Por lo tanto, queda prohibido y sujeto a sanción circular por debajo de los 60 km/hora, con la excepción de vehículos de características especiales, como, por ejemplo, aquellos que transporten cargas pesadas y que, por sus características, no puedan sobrepasar esa velocidad.
Por lo tanto, una vez explicado esto, queremos advertir de un problema grave que se deriva de conducir con una velocidad inferior a la mínima, y es la probabilidad de ser alcanzado. Es cierto que los conductores deben llevar una distancia de seguridad la cual les permita frenar a tiempo, pero, con tráfico fluido, una velocidad muy baja es impredecible y la probabilidad de siniestro es muy alta. Como conductor, esperas que los demás usuarios de la vía cumplan las normas, por lo que, si te cambias de carril y te encuentras con un coche muy lento (más de lo normal), el primer fallo es no circular por la derecha (destinada para todos los vehículos que no vayan adelantando) y el segundo es que ocasionas un accidente, ya que dependes de que, en ese momento, haya una escapatoria ´in extremis´ por el carril izquierdo para evitar el choque.
Otro de los problemas que ocasiona un vehículo excesivamente lento es el colapso de la vía. Los coches que circulen detrás de él, se querrán pasar de carril cuanto antes, es decir, esta maniobra de adelantamiento la tienes que realizar, de manera forzosa, a una velocidad cercana a los 60 kilómetros por hora, por lo que el carril destinado a vehículos que circulan más rápido, se empieza a taponar, siendo este momento, el del comienzo de un atasco, muy sensible a los accidentes por la escasa previsión de que ello ocurra.
En otro artículo anterior, habíamos mencionado el tema de los atascos, haciendo hincapié en que, para formar un colapso en una vía, solamente hace falta un coche anormalmente lento y, para liberarse del tapón, que todos los implicados reanuden su marcha de forma rápida, cosa imposible en estos casos.
Un truco para evitar con antelación a los coches que circulan a velocidad baja es mirar a lo lejos lo que está ocurriendo en nuestro carril. Si tenemos la posibilidad de ver lo que sucede, podremos anticipar, mediante los intermitentes y movimientos de los demás vehículos, que se sigue un adelantamiento general a el mismo vehículo, por lo que, activando el indicador lateral, avisamos de nuestra maniobra “con tiempo” y procederemos, después de cerciorarnos de que no viene ningún coche lo suficientemente cerca como para interrumpir su trayectoria, y ejecutamos el cambio de carril de manera progresiva.
Con esta maniobra evitamos acercarnos mucho al vehículo que circula a baja velocidad y realizar un adelantamiento forzoso y que congestione el tráfico más de lo debido.
Para terminar, recuerden no sobrepasar los límites de velocidad, ni por arriba, ni por abajo y llevar a cabo una conducción preventiva.
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