Cuando hablamos de “malas carreteras” nos referimos a aquellas que se encuentran en peor estado, es decir, que su índice de siniestralidad es alto.
Asimismo, recordamos que los accidentes dependen, en porcentajes, de un 90% debido a factores humanos, como por ejemplo, el uso del móvil, consumo de alcohol, sustancias estupefacientes, síntomas de fatiga, distracciones y, de un 10% de factores materiales, como fallo mecánico imprevisto, estado de la carretera o mala señalización.
También es digno de valorar aquellas provincias que tienen porcentajes mayores de autopistas, ya que, como hemos comentado en artículos anteriores, tienen menores porcentajes de accidentes que en carreteras secundarias. Por tanto, si una provincia se nutre de un 85 % de carreteras secundarias, es normal que tenga un índice de siniestralidad mayor.
Ahora bien, ¿cuál es la provincia española con las “peores carreteras”?
En el alto Aragón, Huesca, se llevaría la primera posición. Si analizamos la posición geográfica y la orografía del terreno, nos daremos cuenta de es una región más bien montañosa, con muchos desniveles y famosa por ser un destino para practicar esquí, por lo que, su red de carreteras se compone, en su gran mayoría, de carreteras secundarias.
La segunda posición se la llevaría, también en Aragón, la provincia de Teruel, también una región pequeña, y con una red de carreteras convencionales bastante numerosa.
También, en los estudios de siniestralidad, se contemplan los accidentes de motocicletas y vehículos pesados, siendo la comunidad de Barcelona la que encabeza la lista, por su condición de gran ciudad y ser un punto fronterizo de tráfico de mercancías.
Comentamos, a su vez, que la comunidad de La Rioja cuenta con los menores tramos, en kilómetros, con riesgo elevado de sufrir accidentes.
En un artículo anterior les habíamos explicado por qué las carreteras secundarias o convencionales eran peligrosas y habíamos llegado a la conclusión de que, al ser más estrechas y tener un carril en cada sentido, muchas veces, con poca señalización, hacía que aumentara el número de accidentes. Pues bien, los adelantamientos con poca visibilidad y no respetar los límites de velocidad incrementa el doble la probabilidad de sufrir un accidente mortal, ya sea por choque frontal o por salida de la calzada hacia un espacio boscoso (con árboles), o una montaña, ladera e, incluso, un coche con una vivienda.
Por suerte, Canarias se encuentra entre las Comunidades Autónomas con menor índice de siniestralidad, debido a la precaución de nuestros conductores, a una red de carreteras, en su mayoría sencillas y bien señalizadas, al respeto de los límites de velocidad y a la colocación de radares en aquellos puntos sensibles de sufrir un accidente.
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